jueves, 15 de mayo de 2008

Jugando con y sin las vocales

A
Debo convencer, con criterio de excepción y con fe en mis mejores esfuerzos, un cerebro que se opone de lleno, con recelo y escepticismo, en comprender que es posible escribir un pequeño cuento o composición, pero prescindiendo de ese símbolo súper común como el que no consigue usted leer en este trozo que recién terminó.- No tiene fueros de increible, ni de indecible, mucho menos de imposible, sino que se refiere sin toque de estrenos, sin dimes ni diretes, sin peros ni endebles convencimientos, en recoger los signos posibles que no ocupen ese otro símbolo que estoy queriendo no escribir.- Reviso bien y creo que superé el susto.- ¿No cree Ud. en este nivel de omisión consciente, ni en su posible ejecución? Pregunte: Yurvio Flores lo puede convencer con su poder de discernimiento.

Víctor Manuel Palacios Labrador
Caracas
08/09/1997
E
Ahora no sabría, al iniciar mis pocas palabras aquí consumadas, si tomará más lucha y si prodigará mayor calidad comunicativa, la actividad manuscrita con la cual busco lograr inscribir una cantidad significativa, con palabras cuyas sílabas, para mi propio asombro, no acojan para su lingüístico aforo gramático-ortográfico, ni una (aclamada como la más usada) al improvisar algún artículo o columna, prosa o rima, composición u opinión.- Amiga al inquirir datos, con la hoja colocada por cariño a tu disposición, intuyo sabrás avizorar cuál vocal busco no dibujar con mi lápiz, tan solo por conquistar un poco tu afanado gusto por las curiosas, caprichosas diría yo, formas lingüísticas contra cuyos muros fraguo mi táctica, logrando culminar, aupado por la gran ayuda brindada por las musas inspiradoras.- Nota al final: ¿No podríamos mandarlo hacia Aracataca? García (conocido como Gabo) quizás lo incluya como algo raro salido hacia Macondo.

Victor M. Palacios Labrador
Caracas,
I
La dama que causo el arranque de estos pequeños temas, (este es el cuarto), que parecen no tener fondo conceptual, se confeso enamorada de los trabajos de algunos personajes de la escena de las letras venezolanas, que colocan su pluma a favor del entorno urbano en el cual pasamos todas y cada una de las horas, desde que el sol sale hasta que se pone para darle paso a la noche. Y es, por supuesto, durante esa eterna y constante vuelta de 24 horas, donde nuestra Caracas cobra su mayor grado de esplendor y lujo.- (Por supuesto que se ve su lado malo, pero no queremos tratar hoy sobre ese punto) Es fenomenal, según ella, la manera como estos señores abordan temas referentes a lo urbano, (habla de Cabrujas, Nazoa y otros más), como se desbordan en zalemas y plácemes por dejar sentado su amor al lugar en el cual pasan las cosas que ellos relatan, sobre las que comentan.- (Hablan por ejemplo, del más connotado de todos los caraqueños, cuyo nombre engalana el de Venezuela en todo el orbe). Los avatares de la Bolsa de Caracas; los sucesos en el campo de baseball, con los Leones en plan estelar (cantando los Antaños, antes, o Tambor Urbano, ahora); con las hazañas del basket y los grandes del tablero (Carl Herrera, Omar Walcott, Tulo y su hermano) y el team que da la cara por nosotros en cada cesta: los Yacares y sus Cheerleaders; las jornadas de demagogos y embusteros en el congreso; los espectáculos en el Teresa Carreño y en los otros teatros; el porte moderno de las torres del Parque Central; lo novedoso del Metro de Caracas, (estar a tu lado en el tren, un sueño que no puedo creer: Montaner); el maestro Frómeta y su orquesta; el coso caraqueño donde cortan rabo y orejas los mejores toreros; los paseos al fabuloso cerro que rodea nuestro valle (Chester le cantó arrobado por su eterno encanto y, mucho antes, Manuel Cabré lo estampó depuradamente en sus más elaborados frescos); la U.C.V., eternamente amada y deseada por todos, con su Aula Magna, fuente y receptora de cultura, (Carlos Raúl la fraguó palmo a palmo con denodado orgullo); los parques del este y del oeste; el Pulpo, la Araña, las colas estresantes; los profusos MaCDonalds, Arturos, KFC, y pare usted de contar; y por sobre todo, el (la) caraqueño (a) que corre desaforadamente a cada segundo enarbolando, con sus gestos y actos, el marasmo que conlleva el ser parte de este consternante, pero hermoso mundo urbano.

V. Manuel P. Labrador
Caracas,
O
¡Caramba! Nuevamente intentaré realizar esta, para mí, difícil hazaña de enaltecer mi pluma y calibrar mi sapiencia, a través de la escritura de palabras cuyas sílabas dejen de entregarle, a quien las lea, la presencia especifica de alguna de ellas.- Para esta especial esquela experimentativa, la ausencia le fue impuesta a la más circular de las, ya tácitas e implícitas, principales letras que cada cual ya sabe y recuerda de sus lecturas iniciales en el Mantilla y en su cartilla del kindergarden. Debería seguir mis escrituras e igualmente así, ininterrumpidamente esquivar esa casi imprescindible figura cerrada, cuyas líneas curvas hacen imaginar la presencia de una exquisita arepa; el discurrir de la trascendente rueda; la tierra misma y su natural satélite; y quien sabe cuantas y tantas menudencias, (y grandulencias) que quizás se puedan enumerar, clasificar y explicar. Más realicé únicamente unas pequeñas líneas, que precisamente ya pude terminar, y que resultan suficientes para dejar lista la meta prevista al iniciar mis frases, y finalizar en buena lid, sin bajas que lamentar.- ¡Caray si existe una baja, más es, precisamente, la del grafema que adrede excluí!

V. Manuel P. L.
Caracas,
11/09/97
U
A, E, I, O, … Rocinante sabe más q.. .. , Y entonces, rizando en la memoria las paginas de la primera cartilla, nos cae encima el refrán folklórico, repleto de esa sentencia atávica y condenatoria: si no te aprendes las sílabas eres inferior al sinónimo del asno, ya sabes, ese, el emparentado con la hora de la siesta. Y por ello nosotros ponemos todo el empeño en aprendernos, no solo las sílabas, sino el abecedario completo, logrando mezclarlo para convertirnos en ingenieros de la palabra.- Nos lo internalizamos, nos lo memorizamos, lo volvemos pan de cada día.- Esta en cada paso del camino de los mapas mentales formados a lo largo de esa vida de aprendizajes y obtención de destrezas. Y…Okey, esta bien, pero… ¿Cómo hago si, como ahora, me piden de plano algo tan inesperado como escribir sin colocar cierta vocal en la composición? ¿Cómo podré hacerlo? ¿Cómo rompo el cerco creado por mi propio aprendizaje? ¿Lograré sobreponerme al “marco doctrinal” de mi intelecto? ¿Romperé el paradigma? ¡Hay vengan en mi socorro, San Silabario, San Mantilla, Santísimo Abecedario, Santa Cartilla ABC de mis primeras palabras!
                                  ---------------   o   --------------
Y se convierte en rosario de plegarias, la letanía lejana del acendrado escribiente, implorando al cielo de las letras, rogando al dios de las inspiraciones, por terminar felizmente el trabajo iniciado.- La meta, el objetivo, depende de la omisión de esa vocal con rima de bestiario. ¿Será alcanzada con éxito la misión? Y otra vez se entroniza en lo más hondo de la mente el ancestral apotegma: A, E, I, O, …. Él sabe más, él sabe más, él sabe más…

Victor M. Palacios Labrador
Caracas,
15/09/97

4 comentarios:

Yulitza dijo...

Víctor Manuel... mi poeta favorito.

Cómo sorprenderme de tal hazaña al escribir sin alguna vocal???

Si dicen que de músico, poeta y loco... todos tenemos un poco, pues tú tienes el mayor equilibrio en estas tres virtudes.

Excelente, amigo. Eres lo máximo.

Te quiero y te admiro A CHORROS.
Yuly

cheqa dijo...

qué sorprendente texto y qué grata sorpresa encontrarme contigo en este mundo mágico de los blogs...
y por ahí robaré unos poemillas para mi blog de poesía en donde hay mucho de la tropa :)
un abrazo poético
la cheqa /vanesa

Gota de Rocio dijo...

Impresionante Víctor!! qué privilegio leerte y saberte mi amigo, que hermoso coincidir en este mundo contigo. Un abrazo lleno de admiración mi querido coduetero!

Raul Portela dijo...

Verdaderamente ingenioso querido amigo Victor Manuel.