miércoles, 6 de septiembre de 2023

Aproximación a Drexler y sus canciones (Crónica onomástica)


    Casi no llego al concierto... pero luego de algunas escaramuzas llegue...., con media hora de retraso.
 
    Claro que con tantos inconvenientes iniciales la Luna Negra parecía alumbrar mi panorama por aquellos rumbos de Altamira... no obstante era tiempo de tropa,Tiempo de amar ... y aunque solo hacia pocos cronos que teníamos anunciado este mágico encuentro, subía la ansiedad de vernos y parecía que hubiesen pasado 730 días desde el anuncio del mismo, el cual se presagiaba con bombos y platillos... bombos y platillos multicolores diametralmente opuestos a los "colores" del país los cuales se vienen anunciando con un matiz en escala de grises con solo Dos colores: en blanco y negro. En todo caso, Caracas, la sucursal del cielo, recibía y daba cuna un trovador con visos de universalidad.
 
    Asi las cosas, de la mano Del amor y la casualidad (no la puntualidad... hasta el concierto arrancó tarde... él me estaba esperando!!!) hicimos entrada a la sala para ver, oir, conocer y reconocer a los cantautores que plenaban ese momento y para maravillarnos con el prodigio artístico de Jorge Drexler y su amigo japones, Kai. Antes por supuesto se habían cruzado entre los troperos (propios todos, adoptados todos) los respectivos besos, amapuches, abrazos y cervezas (jejejej), es decir: ya estaban las Flores en el mar acercándose paso a paso, con pie seguro, pero emocionado, a La edad del cielo. De un cielo abierto pero enquistado bajo la perspectiva de una casa Romulo Gallegos pletórica de música y cultura, que nos hacia aprehender y repetir el estribillo del autor que nos recordaba que somos de todas partes, gente universal, cuya casa esta en la Frontera... una frontera demarcada por el cauce sempiterno de los lazos del conocimiento, cuya corriente va siempre Rio Abajo  pero que se alza y encumbra para buscar entendimiento, consensos, tertulias a lo largo de su recorrido, para de algún modo poder decirle con firmeza y derecho a cualquiera parecido a un sino fatal:.Alto al fuego.
 
    Aquellos tiempos vividos en un concierto tan esplendoroso, con un guitarrista virtuoso, me permiten apreciar con mejor ojo, ojo de amor a primera vista, esos momentos de fe que nos acercan un poco más a la senda de la tranquilidad, y te inducen a transitar El camino de la paloma de la paz y la esperanza.
 
    Oyendolo te sientes un ejecutante de la bandola llanera en cualquier pueblo de Venezuela; o un bailador frenético de samba de alguna favela brasileña; o un ejecutor del Banjo en alguna barriada de New Orleans, o un "quejador" del bandoneon argentino al lado del morocho del abasto; o un acordeonista de supita tarantela italiana; tocas castañuelas en Valencia o Madrid; y por qué no, tal vez hasta te sientas, con furor en los dedos presti-digitadores, El pianista del ghetto de Varsovia.
 
    Sea asi, así sea, es decir amén hecho está. Ahora, la tropa agradecerá, comentará y  analizará la Causa y efecto de este miniencuentro y de esta miniconcierto (mini???) (claro.. uno queda con ganas!!) y, debido a ello, desde ahora comenzará a contar la Horas  que irán corriendo desde aquí hasta el próximo encuentro, hacia el siguiente concierto, en pos de la trova, y cuya expectativa Crece, tal cual como el tsunami en tiempos de mar que no encuentra acomodo.
Por todo ello, parece que estuviésemos en época de San Juan, en cualquier pueblo de la costa mirandina, oyendo el retumbar de los cueros y las diversas percusiones de pura extirpe africana. La esperanza hace sonar claro y fuerte, en el futuro cercano, al sonido hermanador popular y anónimo del Tamborero.
 
En un momento del concierto Jorge dijo Llueve, y parece que no parará en varios días y el Radar nos dice que tal vez no se contemplaran por mucho tiempo los Reflejos de luna, no obstante dejó constancia de fé en la siguiente frase cantada en uno de sus temas: "no creo en la eternidad de la guerra"
Víctor Manuel
31/10/2002
 
p.d:
  1. Gracias a la tropa en pleno por servir de motivo para esta crónica.
  2. A Joan Carles por, a distancia y sin saberlo, demarcar con antología cancionera, las rutas y paradas del relato.
  3. A Lorena por entregarnos el mapa que a bien tuvo dibujar nuestro amigo lejano-cercano. (Y ademas le puso música)
  4. Y por supuesto a todas las guitarras presentes, a quienes cantaron esa noche, especialmente a Drexler, ahhhh!!!... y tambien a Kai.

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