El escritor desnuda y muestra a la intemperie, una extraña pero cotidiana "forma de amar" cuyas principales herramientas para hacerse notar y sentir son: la ofensa verbal, la actitud hostil (gestual directa o indirecta al dirigirla a objetos propiedad de otros) y la lucha por el territorio (tanto físico como intelectual).
Esta extraña "forma de amarse" para ahuyentar la soledad, termina por convertirse en una necesidad (de allí lo cotidiano) la cual obligatoriamente desemboca en momentos de ansiedad y angustia cuando la "dosis diaria" de violencia se ve sustituida por periodos de armisticios, es decir se convierte en un circulo vicioso que transita de las "manifestaciones de cariño" a los "momentos de paz insoportables" que los remiten de nuevo al aislamiento y, en consecuencia, a la activación de las "herramientas del querer" para poder volver a ser notados, atendidos, queridos, tomados en cuenta y, en definitiva, ser amados por alguien.
Las "Tristes querellas en la vieja quinta" son un canto a la soledad y a la necesidad de sentirse acompañados.
Víctor Manuel
20/09/2003
3:40 am
20/09/2003
3:40 am
2 comentarios:
Anàlisis muy lúcido, totalmente de acuerdo.
Salu2.
Hola Javier.
Muy amable de su parte el tomarse tiempo para leer y además, a manera de regalo, obsequiarnos con la gentileza de su comentario.
Un saludo cordial, y agradecido, en la distancia.
Victor Manuel
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